"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Opinión
En la buena dirección
Firme y sin descanso
Por José Manuel González Huesa, director de “cermi.es semanal” y director general de Servimedia
06/07/2018
En esta vida no es fácil conocer a alguien con las ideas tan claras, con los objetivos tan marcados y con el tesón para conseguirlo como Ana Peláez Narváez (Zafra, Badajoz, 1966). Alcanza cualquier reto que se marca. Y siempre establece nuevos objetivos por los que luchar.
Pocas personas tienen su empuje y su relevancia internacional. El recién nombrado Gobierno español no salía de su asombro y por eso se felicitaba por la elección de Ana Peláez como miembro del Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw) para el periodo 2109-2022. Es la primera mujer con discapacidad elegida para este organismo.
El de Cedaw es un comité relevante, ya que es el encargado de supervisar la aplicación de la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (del año 1979) y de su protocolo facultativo (1999). Está formado por 23 expertas independientes de todo el mundo sobre los derechos de las mujeres. Con 153 votos de apoyo, fue la segunda candidata con un mayor respaldo de las 16 aspirantes a este cargo. Es un hito que por primera vez este organismo de la ONU cuente con una persona experta en discapacidad.
Hablar de Ana Peláez es profundizar cada día en dos temas: el género y la discapacidad. En estos ámbitos, pocas personas en el mundo tienen tanto conocimiento directo de lo que representan y de lo que suponen para la sociedad. En su larguísima experiencia se incluye su papel protagonista como delegada del Gobierno de España en la redacción de la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CRPD), aprobada en 2006, y como vicepresidenta del Comité que supervisaba la aplicación del CRPD, desde 2009 a 2016. Actualmente ocupa cargos destacados como consejera general y directora de relaciones internacionales de la ONCE, vicepresidenta de la Fundación Cermi Mujeres y vicepresidenta del Foro Europeo de la Discapacidad, donde preside su Comité de Mujeres.
Desde el primer día que la conocí durante un interesante viaje de trabajo por Europa en el año 2003, siempre he visto en Ana una mujer decidida y atrevida, incansable, volcada en sus ganas de aprender y de vivir experiencias en cualquier lugar del mundo, incluido su intenso recorrido por Asia. No se arredra ante nada y tiene claro que uno de los objetivos de su vida es conseguir la plena inclusión de todas las mujeres y las niñas con discapacidad en cualquier materia de derechos humanos. Y abordar la discriminación múltiple que sufren las mujeres con discapacidad: por ser mujeres y por tener una discapacidad, por lo que muchas se quedan atrás (representan al 60 por ciento del total de las personas con discapacidad, unos 600 millones de personas en todo el mundo). No hay que olvidar que uno de los objetivos de desarrollo sostenible en la agenda del año 2030 es conseguir la igualdad real de oportunidades.
Ciega de nacimiento, desde muy pequeña supo lo que era vivir fuera de casa y comenzó sus estudios en el colegio de la ONCE de Sevilla. Su formación continuó en Bruselas (época de la que guarda un extraordinario recuerdo). Volvió a Sevilla para licenciarse en Ciencias de la Educación y en Psicología, además de realizar cursos de doctorado en Salamanca.
Galardona con la condecoración de la Orden de Isabel la Católica, Ana marca un camino sin retorno donde cada día sube un peldaño sin conocer cuál es el final de esa escalera imaginaria que tiene en su cabeza y que cumple con afán y con el entusiasmo del primer día. ¡Enhorabuena!